SEPTIEMBRE

Septiembre... Ese mes del año que para algunos es la liberación (como si tener un hijo fuese una condena)  para otros el suplicio de la vuelta a la rutina diaria y para unos pocos el bienestar de dar a tu hija o hijo un futuro (sea el que sea)... Lo cierto es que si nos ponemos a pensar, nos llevamos más tiempo en las idas y venidas al colegio que con flotadores y toallas, más con mochila que con maletas, más con bocatas que a buffet.
 Si para cualquier madre o/y padre la idea de que tu hija sea una alumna ejemplar o al menos una buena alumna, nuestro regalo es aún si cabe una aventura diaria.
El primer septiembre de Alejandra fue tan temprano qué con cuatro meses ya estaba en la guardería o como dicen ahora escuela infantil, tan pequeña y frágil que aún recuerdo los miedos más de un padre primerizo ( por cierto no lo era, ya tenía experiencia de 8 años) pero... no sé porque siempre con Alejandra, en el fondo sabes que poseía algo especial. Absorbías a tu manera a tus señoritas e ipnotizabas con tus ojos estrellados, nunca llorabas.

Y pasan los años y toca una nueva etapa, una nueva ilusión unos recuerdos de una profesora de infantil que lo da todo por ella, enamorada del encanto de Alejandra, apasionada por la alegría contagiosa y el descaro único de tu simpatía , es allí donde ella ( tu seño Silvia) te presta más atención, tu inmadurez da rienda suelta. Comienza tu PT (tu hada madrina, Rocío) cuánto interés incluso antes de saber tu diagnóstico... Y aunque tu paso por infantil duró un año más de lo esperado, la experiencia fue incluso bien llevada por tu manera de ser.

Y otra vez septiembre, primero de esa primaria que el año pasado estrenabas, (tu seño María) aún recuerdo con nuestro recién estrenado diagnóstico, novatos todos, contando que Alejandra tenía Síndrome de Williams. Y de nuevo tu hada madrina aprendiendo de ti y contigo, aprendiendo todos. Un año de reuniones, tutorías y emoción y lágrimas. Y esa primera toma de contacto con una gran experta y experimentada amiga, porque ya te considero amiga y de las buenas (Carmen sin ponerte colorada).
Y este nuevo septiembre, más nuevo que nunca, que por causas ajenas tu seño María ya no te abraza, pero que un nuevo profe te espera y espero que TÚ le enseñes. Tu esencia de tu alegría, ese regalo número 7 que es capaz de ser únicó.


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