Es solo un cuento




El próximo domingo 23 de Octubre en la Plaza de Callao, no voy a poder manifestarme por una verdadera educación inclusiva, una iniciativa promovida por el colectivo QUERERLA ES CREARLA.  Este post está dedicado a modo de cuento para todas esas personas que luchan día a día por ello...


Más info https://creemoseducacioninclusiva.com/concentracion/


Como cada cuento que se cuenta, comienza con un "Erase una vez..." un avioncito de papel que quería ser un gran avión, aquel que comenzó siendo un simple papel, sin silueta ni trazos. Un buen día aquel papel comenzó a tener forma. Primero se dobló por la mitad, con una simetría casi exacta, aunque la perfección nunca es lo importante. Luego pensó porqué no doblarse por los piquitos de arriba, a modo de triangulitos, ahora parece una casita de papel... como la de los tres cerdito, aquella que el Lobo Feroz no fue capaz de derribar ni con su más potente soplido. Y ya metido en la tarea se volvía a doblar por sus dos lados. Ahora tenía forma de avioncito, había nacido. Se sentía que tenía vida, y que aunque no se movía, sentía que quería volar.

 

Y así gritó.-¡Soy capaz de volar! ¡Quiero ser un avión de esos que conocen mundo!-

 

Aquí comenzó su fantástica historia de surcar los cielos. El primer día de su imparable sueño, aquel que nunca debes de olvidar, ese momento donde algunas personas te catalogan como raro. Acaso, por un casual, ¿El diseño no es el idóneo?

 

Y mirando al cielo azul nuestro amiguito se pregunta.- ¿No tengo alas para poder volar?

 

 - ¿No es más raro que un pajarito tenga colores chillones? Ahí  tenéis a los loros y sus primos los periquitos que tienen un plumaje de lo más escandaloso ¡Y nadie dice nada!-. Pensaba el avioncito que eso del mundo de las rarezas es solo cosa del miedo de los demás, los mismos temores que el león cobarde de la Tierra de Oz.

 

Día a día nuestro avioncito buscaba alguna formula para iniciar su vuelo.Pensó en buscar propulsión... agarrar  un buen cohete para que una vez encendida su mecha pudiera coger el vuelo.- Pero si prendo la mecha... ¡Estoy hecho de papel! , el fuego y mi cuerpo no se llevan bien.- 

 

Luego pensó en la solución del viento... - Por mucho que espero si no me coloco a favor de él, no hay manera de volar.- divagó.- Mejor dejo la idea del dios Eolo, además es juguetón y a veces muy travieso.-

 

Otro día llego la idea de usar un tirachinas... tan veloz era la salida, que el pobre avioncito quedo arrugado como un pantalón de lino acabado de salir de una lavadora. ¡Qué accidentado vuelo y que desastre de aterrizaje! En esa ocasión se pego tal golpe que pasaron algunos días para recuperar las ganas de volar...

Algunas veces llegaba a pensar que quizás las condiciones meteorológicas no fueran las adecuadas… -Probaré en un día de lluvia, igual mi vuelo tenga mejor resultado- Pero, no. Aquella jornada de llovizna fue peor de lo esperada, además de quedar todo empapado cogió tal resfriado, que estuvo en cama mas de una semana. ¡Pobre avioncito!

Un día que ya daba por perdida la idea de surcar los cielos, se encontró con una niña que paseaba por sus alrededores… se cruzo por delante de él. Lo miró, lo observó como si quisiera remirarlo, se agachaba y lo volvía a mirar… quería que fuera suyo, de su juego ilusorio. Y de un solo giro de su mano, lo agarró fuertemente y lo hizo de su propiedad, el avioncito de repente se sintió vivo, animado. La niña con su pasión  imaginativa le dio hélices, de su boca comenzó a salir un ruido continuo -Run…run…runrunruuuuuuuun.-  despegó y voló a los destino mas recónditos de la fantasía con su nueva amiga como piloto.

Y si miras al cielo con un poquito de magia, podrás ver la estela de ese avioncito de papel que quería volar.


Valga este cuento para contar una historia de superación... de un simple papel se puede hacer grandes cosas. 

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